Los eventos son herramienta perfecta para cohesionar equipos, y muy especialmente cuando estos se encuentran ubicados en diferentes países; ayudan a acortar distancias.

Teníamos que volver a fabricar un momento de memorable, donde integrar los responsables de las diferentes plantas de producción de una multinacional farmacéutica y dentro del marco de una reunión internacional.

Aunque la actividad desarrollada con ellos el año anterior fue un éxito y era un grupo diferente, apostamos hacer algo distinto, pero manteniendo la línea de la esencia y marca España, pues en el grupo había nacionalidades muy diversas, más de 20.

Si Madrid es la capital mundial del flamenco, por qué no disfrutar de este arte, patrimonio cultural universal. Así pues, nos propusimos buscar el duende flamenco.

¿Qué es el duende?, es algo misterioso que todos pueden sentir, pero nadie puede explicar, como afirmaba el poeta Federico García Lorca, que de él solo se sabe “que quema la sangre”.

Comenzamos con la correspondiente bienvenida (ya con un cierto toque flamenco) al grupo en una de las zonas más castizas de Madrid; el Madrid de los Austrias, para a continuación dirigirnos tras un breve paseo a un tablao flamenco.

Un pequeño refrigerio (donde no podía faltar nuestro ¡exquisito jamón!) les estaba esperando para ir entrando en el ambiente del tablao, donde el diseño vanguardista y tradición se dan la mano.

En la primera parte del evento fueron los auténticos artistas; aderezados ellos con un gorro cordobés y mantilla con abanico en mano ellas, de la mano de una profesional del baile y ambientados por un guitarrista en directo, conocieron y “aprendieron” los tiempos, el ritmo y la técnica de los pasos básicos del baile por sevillanas.

El baile es diversión, no tiene barreras de edad, es una actividad eminentemente social que mejora nuestra confianza porque ayuda a perder el miedo al ridículo y desinhibe.

Vivieron el presente, absortos en los movimientos, olvidándose de las preocupaciones, atreviéndose incluso a hacer pasos creativos, que junto a los gritos de ¡olés! liberaron el estrés y las tensiones creándose un bienestar en el grupo; ¡se levantó el ánimo!

A continuación, era el momento para compartir las experiencias vividas al tiempo que saboreaban nuestra paella clásica.

¡Ahora!, ya estaban preparados para vivir el embrujo, sentir ¡la pasión! de un auténtico cuadro flamenco.

Somos una agencia de eventos felices de crecer junto a nuestros clientes y del valor compartido, y al igual que a los artistas flamencos los aplausos y los ¡olés! del público son el mejor premio por su trabajo bien hecho, para nosotros es saber que “el grupo quedó encantado y el ¡objetivo se cumplió!”.

¡Golpe! (grito de guerra del grupo durante los pasos de las sevillanas)

Equipo athax

“El duende no está en la garganta, el duende sube por dentro desde la planta de los pies”

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