Si de pequeños aprendíamos jugando, encima nos divertía y no nos cansábamos, entonces… ¿Por qué no convertir en nuestro entorno de empresa en un juego lo que antes no lo era?

Está totalmente demostrado que los juegos son una fantástica herramienta para aprender; donde los neurotransmisores como la dopamina juegan un papel muy importante en el aprendizaje, proporcionándonos sensación de placer cuando alcanzamos nuestras metas, motivándonos a repetir esas actividades que nos hacen sentir a gusto. Cuando jugamos, cuantos más objetivos conseguimos, más dopamina liberamos, más nos motivamos, y estamos dispuestos a afrontar nuevos retos.

Otro protagonista que aparece en escena cuando jugamos es la serotonina; responsable de nuestro humor y estado anímico.  Y no podemos olvidarnos de las endorfinas; estupendo analgésico ante el dolor o el estrés. Jugando liberamos endorfinas que actúan como impulsor para superar los retos con éxito, nos hacen sentir bien (satisfacción) y nos impulsan a seguir superando más y nuevos desafíos.

Pero antes de empezar a jugar, los adultos tenemos que liberar nuestra mente de cualquier prejuicio y no pensar que jugar es solo cosa de niños.

En el entorno profesional siempre nos enfrentamos a cosas nuevas, desconocidas que nos generan estrés que nos dificulta el poder afrontarlo; y es en estas situaciones cuando nuestras reservas de serotonina, dopamina y endorfinas están bajas.

La gamificación nos ayuda a resolver cuestiones complejas, jugar nos hace pensar usando nuestro lado más emocional, y cuando pensamos somos más productivos. Si además, a nuestras habilidades le añadimos ¡mucha pasión!, la creatividad está servida. Las ideas que surgen a través del juego son de mayor calidad, más osadas y rompedoras que las que obtenemos cuando hacemos una tormenta de ideas.

Por un lado, sabemos que las empresas lo que más valoran y demandan en sus empleados es una actitud positiva, al mismo tiempo los estudios reflejan que solo el 13% de los empleados están centrados en sus puestos de trabajo, es decir, que se dedican cada día a crear valor para sus organizaciones. Y si jugar sube nuestros niveles de dopamina, socializa, ataja el miedo y genera creatividad, entonces… ¿por qué no aprovechar las ventajas de aprender jugando para que las empresas sean más productivas?

Finalizamos con cinco claves que nos propone Fran Chuan de Dícere para llevar con éxito una estrategia de gamificación:

  • Aplicable a algo muy concreto.
  • Que la dinámica de juego sea simple y amigable.
  • Que sea accesible para todos los participantes.
  • Reconociendo y dando a conocer a todos las buenas ideas; soluciones.
  • Premiar a todos los participantes. ¡Todos ganan! porque todos aportan ideas; aprendizaje.

Gracias al Club Eventoplus por organizar este evento y a Fran por compartir sus ideas sobre la gamificación y su uso en el entorno empresarial.

Equipo athax

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