Hace unos días estuvimos en un vivero de empresas asistiendo a un evento sobre la resiliencia y los emprendedores. Entre otros aprendizajes salimos con la conclusión de que resiliencia y gamificación están muy relacionadas.
¿Por qué?
Las organizaciones las hacen las personas, y como tal, suponen un proceso de evolución constante, donde los objetivos cambian, tenemos que superar problemas y situaciones adversas.
Si bien es cierto que los grandes cambios en las compañías suelen darse de forma ocasional y gradual (en etapas). Al final llega ese día en el que se realizan ajustes importantes en su modelo de negocio (entrar en un nuevo mercado, configurar una nueva estructura organizacional, fusionarse con otra empresa, etc.)
Para las empresas es importante el manejo de esos cambios y que los empleados sean resilientes; se adapten positivamente y con miras al futuro de la nueva situación, y con el tiempo todos puedan decir… ¡Hemos tenido éxito!
Hay que trabajar en los factores que permitan construir resiliencia, que ayuden a sobreponernos con entereza a los cambios y disminuir aquellos que lo frenen. Esos que no nos hacen rendirnos cuando las cosas se ponen difíciles; control interno, valores, ética, humor, optimismo, relaciones sociales, flexibilidad e inteligencia emocional.
Entonces, podríamos decir que ser una persona resiliente se caracteriza por:
- Tener una actitud positiva ante la nueva realidad; aceptando las dificultades y asumiendo el error como parte del aprendizaje (ser realista).
- Ver y entender el sentido de la nueva situación. Tener capacidad de compromiso y mejorar (ser flexible)
- Creer, confiar y actuar ante los hechos (control interno)
Es por ello, que la resiliencia no es una característica de nuestra personalidad, es una experiencia, un estado personal, que hay que fomentar.
¿Cómo desarrollar la resiliencia en las empresas?
Es aquí donde entra la gamificación como una herramienta útil, porque a través del juego
- Establecemos vínculos y mejoramos la relación con otros compañeros.
- Consideramos e interpretamos de forma diferente un problema aparentemente insuperable (p.ej. hacer role-play de ventas), así como la forma de responder ante él. En el entono libre de riesgo que crean los juegos estamos más motivados, no tenemos miedo a equivocarnos, y arriesgamos más de lo que haríamos habitualmente, poniendo en juego nuevos planteamiento, decisiones y experiencias que nos pueden ser útiles ante una nueva situación.
- Aceptamos los cambios como un hecho. Son las propias reglas del juego el único modelo de comunicación que implica a todos los participantes por igual.
- Nos centramos en lo que depende de nosotros para avanzar hacia las metas.
- Nos olvidamos de los problemas y actuamos con decisión y determinación; ¡Queremos ganar!
- Surgen oportunidades para conocernos mejor y aprender algo nuevo.
- Crece nuestra autoestima y confianza a la hora de resolver problemas.
- Ponemos las cosas en perspectiva, en un contexto más amplio.
- Mantenemos una actitud positiva visualizando lo que queremos (ganar), en lugar de preocuparte por lo que temes (perder).
- Nos cuidamos, porque hacemos cosas divertidas, y la risa es salud.
A modo de resumen, aprovechamos para cerrar con el claim es de nuestra agencia de eventos; Si lo haces divertido hay valor.
¿Te animas hacer el entorno de tu compañía más resiliente con la Gamificación?
Equipo athax.
Aprende a ser feliz con lo que tienes mientras persigues todo lo que quieres