La tierra gira y gira alrededor del sol (¡y que siga girando!), y una vez más, vuelve la ¡Navidad!
Época de reuniones con amigos y familiares, tiempo de regalar y recibir, decorar con luces, árboles y belenes diferentes espacios en nuestras casas, en la empresa, las calles, e incluso ocasión para ponernos jerséis un tanto horteras.
Festividad el que para much@s afloran emociones de alegría e ilusión, que hacen que sea, muy posiblemente, la época del año en la que nos hacemos muchos y nuevos propósitos.
Si pudiéramos meter en un mismo saco todos esos propósitos, tal vez se podrían resumir en una sola frase…
¡Ser felices!
Desde athax queremos compartir una estoica receta para la tan deseada felicidad.
Dado que la Navidad es una época donde lo material tiene mucho apogeo, tal vez sea bueno recordar que mucho apego a las cosas materiales nos genera cierto desequilibrio emocional, como es el miedo a su pérdida. Además, cuando deseamos muchas cosas, no nos damos cuenta, pero esto nos aleja de ser felices, porque desear más cosas nos va a requerir más esfuerzo por el hecho de tratar de alcanzarlas, y sabemos por experiencia que mucho se queda por el camino y … aparece la frustración (¡infelicidad!).
Nos cuesta disfrutar del presente, del aquí y el ahora, de valorar y apreciar todo lo bueno que realmente tenemos. En relación con el desapego a lo material, decía el filósofo Epícteto:
“La felicidad no consiste en desear cosas sino en ser libre”
“La riqueza no consiste en tener muchas posesiones, sino pocos deseos”
Nos cuesta ser conscientes (tal vez porque nos escarbamos lo suficiente), de que, en la travesía de la vida, no necesitamos muchas cosas. Al igual en una travesía por la montaña, para marchar mejor, es bueno ir ligeros de equipaje.
¡Si, ya lo sabemos!, que todo lo anterior implica liberarnos de muchos condicionamientos y presiones sociales, y esto, ¡no es tarea nada fácil!, porque la mayoría de las veces nos puede más la situación de angustia que genera, que intentar dar el primer paso al cambio.
Otro ingrediente, en la búsqueda de la felicidad es aprender a deshacernos de las preocupaciones, que no son más que la manera que tenemos de interpretar y enjuiciar las situaciones que vivimos cada día, y que la mayoría de las veces solemos enfocarlas con el prisma de las emociones negativas (miedo, ansiedad, enfado, frustración, tensión…) en lugar de hacerlo con la lente de las emociones positivas (afecto, alegría, amor, confianza, dignidad, diversión, entusiasmo, fortaleza, generosidad, gratitud, humildad, humor, ilusión, inspiración, motivación, orgullo…).
Es entonces cuando aparece ese run, run que nos montamos de los sucesos, y del que ya hace más de 2.000 años decía cosas nuestro filosofo de hoy y de las que podemos sacar bonitas píldoras de aprendizaje:
“No es lo que te pasa, es como te lo tomas. El dolor y el sufrimiento vienen de lo que nos contamos a nosotros mismos (pensamientos) sobre las consecuencias, sobre el futuro, sobre lo que va a pasar como resultado de lo que ha pasado”.
“El único camino a la felicidad es dejar de preocuparnos por las cosas que escapan de nuestro control y voluntad”.
Y sin embargo solemos preocupamos más en la ansiedad que nos generan nuestros pensamientos y percepciones, y focalizarnos en ese run, run.
Así pues, según nuestro querido filósofo, para buscar la felicidad no se trata tanto de añadir, sino de quitar, y por el momento ya van dos cosas; desapego de lo material y de nuestros pensamientos runruneantes.
Para ir finalizando este recetario y dinamitar un poquito más nuestra cabecita, lo hacemos, como no, de la mano del pensador que nos está acompañando.
“No pretendas que las cosas ocurran como tú quieres. Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y todo te irá bien”.
Es como diría un conferenciante al que oímos en una ocasión “Lo que viene conviene”. Si no ofrecemos una inútil resistencia cuando los acontecimientos no cumplen nuestros deseos y expectativas, dejando a un lado todo aquello sobre lo que no tenemos control, y nos enfocamos de forma objetiva en lo que nos ocurre, es cuando realmente se producen los cambios y empezaremos a tomar las riendas de nuestra vida y a ser libres.
Al final de todo, una vez más, como en tantas cosas y que también decía Epícteto … ser felices depende de nosotros.
“La felicidad solo puede ser hallada en el interior”.
No queremos acabar sin añadir un ingrediente que consideramos muy importante también para ser felices, y que no es otro que ¡Jugar!, no dejes de hacerlo en estas navidades… ¡juguemos a ser felices!, porque la vida no deja de ser un juego.
¡Feliz Navidad!
Equipo athax
“Te conviertes en lo que le das a tu atención” (Epícteto)