Hace unos días, en una multinacional farmacéutica, a las afueras de Madrid, se reunieron los managers de recursos humanos de sus diferentes plantas de fabricación que tiene la organización en Europa, Oriente Próximo y África, más conocido en el argot empresarial; zona EMEA.

Volvían a tener unas jornadas habituales de trabajo; tres días de reunión, agendas apretadas para tratar proyectos y procesos internos claves de la organización, el desgaste que tienen los desplazamientos en avión del grupo desde los diferentes lugares de origen (ves al aeropuerto, ahora factura el equipaje, posibles retrasos, tiempo de vuelo, etc.) y los cambios de horarios, suponen siempre, a pesar de lo acostumbrado que podamos estar, un mayor desgaste de lo habitual.

Nuestro cliente y líder el grupo buscaba que las reuniones fueran enriquecedoras y productivas, pero al mismo tiempo, tenía que haber un tiempo de distensión para el grupo, que contribuyera a que se llevaran bonito recuerdo de estos días y de su estancia en la subsidiaria española.

En esta ocasión, en línea con muchos laboratorios y la de casi todas las organizaciones empresariales en estos tiempos… ¡se tiene menos presupuesto!, hay que optimizar costes, en definitiva, hay que tratar de hacer lo mismo con menos. A pesar de ello, la manager española no quería ceder en su empeño en que el grupo se llevara un bonito recuerdo de su estancia en Madrid, ¡Qué menos que un pequeño tour por el centro de Madrid y una cena a base tapas!

¡Hecho!, pero déjame complementarlo con un pequeño toque diferente …

En athax, somos una agencia de eventos que nos gusta trabajar con visión de consultor, tomándonos la libertad e iniciativa de no ceñirnos cien por cien a la idea del cliente, sino, de pensar y buscar más alternativas que aporten más valor y convertir el evento en algo para el recuerdo. Posiblemente esta forma de actuar sea uno de los pilares que han hecho que llevemos tres años haciendo eventos para este cliente (¡La confianza es la esencia de los negocios!).

Se acerca el día, y la previsión del tiempo no es muy alentadora; ¡Lluvia!, es cierto que para estos casos se cuenta con un plan B, pero el impacto no es el mismo; hay una gran diferencia entre dar un paseo bajo la lluvia que hacerlo bajo el sol, y más cuando el 99% de los integrantes del grupo son extranjeros, y que, si hay algo que les gusta de aquí, es nuestro maravilloso sol.

Así pues, lanzamos una plegaria a Urano, dios del cielo, para que nos conceda un respiro. Y como somos algo escépticos de los dioses del Olimpo, preparamos un kit de emergencia; ¡Paraguas para todos!

Comienza el día y… amanece lloviendo, a medida que avanza la mañana, desde nuestra oficina (situada en una planta 14), observamos que el parte meteorológico parece que tiene indicios de cumplirse; a las 12:00h empezaran a dar paso algunos claros. Allá en el horizonte sobre la zona centro de Madrid vemos que se han disipando las nubes negras con las que había comenzado el día. Tal vez, el tiempo quiera darnos una tregua… ¡Nada más lejos de la realidad!, se acerca la hora de montarnos en el minibús para recoger al grupo y… ¡lluvia!, y ¡Más lluvia!

No perdemos la esperanza, quedan algo menos de dos horas para que dé comienzo nuestro paseo turístico por el centro de Madrid, ¿Por qué no podría cambiar el tiempo?

Salimos rumbo a la nacional, al encuentro con el grupo, en un flamante minibús Premium que ha tenido el detalle de ponernos la compañía de autobuses a pesar de no ser el que nos correspondía por presupuesto. A lo largo de todo el camino… ¡No para de llover!

Ya en las instalaciones del cliente, durante la espera del grupo, en cuestión de minutos… ¡Zas!, el cielo se abre, las nubes van desapareciendo y sale un sol radiante. ¡Genial!

A medida que van subiendo al autobús les hacemos entrega de una cajita con nuestro pequeño kit (paraguas); emergency kit. Just use in case of emergency! Y volvemos a la carretera en dirección a Madrid. Miramos atrás y vemos que el grupo ha echado mano de las gafas de sol, ¡Fantástico!, ¡A ver si la plegaria al dios Urano va a tener efecto!

Seguimos en el bus, ¡Ahí está, ahí está, majestuosa la Puerta de Alcalá! dándonos paso a las dependencias de la diosa Cibeles que junto a sus leones estaba preparándose por si tenía que recibir a los aficionados del Real Madrid que ese día jugaban un partido de la Champions League. Para pocos minutos después estar en la resplandeciente Puerta del Sol, donde siempre hierve de un alegre bullicio.

Bajamos de nuestra bonita carroza para mezclarnos con el gentío en dirección a la grandiosa Plaza Mayor, donde un guía turístico nos está esperando para acompañarnos y guiarnos en un paseo por el tiempo; viajaremos a épocas pasadas de la realeza española.

En el corazón del Madrid de los Austrias da comienzo nuestro tour y nuestra inmersión en el pasado de Madrid a través de los datos históricos y curiosidades de la ciudad.

En plena disertación del guía en la Plaza de la Villa observo que algunas personas del grupo empiezan a estar un poco desconcertadas y sorprendidas… una mujer algo acalorada, con una vestimenta inusual se está acercando… ¡Oh my God!, es la Reina de Castilla, Juana “La Loca”, que tuvo la gentileza, siempre en un tono divertido, de contarnos algunas anécdotas y curiosidades sobre la historia de Madrid.

Todavía con la sorpresa en el cuerpo, seguimos nuestra inmersión por esta emblemática zona de camino a palacio (Palacio Real), cuando…, en las proximidades de la plaza de Ramales, a punto de flanquear un arco, ¡de repente!, con su majestuoso traje … aparece el Rey Carlos I. Al igual que su madre, el rey, y a la vez emperador, en un tono cómico y respetuoso, ilustro al grupo con historias de la realeza del Madrid del siglo XVI.

Ya en los jardines próximos a palacio (Plaza de oriente) tuvieron a bien madre e hijo de reencontrarse y hacer una última aparición y despedirse del grupo, involucrando a los asistentes con más anécdotas e historias de nuestros monarcas.

Por otro lado, Urano debió pensar que ya había cumplido porque unos minutos antes de la foto protocolaria del grupo con los reyes, empezaron a caer unas gotas, ¡Menos mal! que la cena estaba programa a menos de tres minutos del lugar, en un espacio emblemático frente a palacio, y no hubo necesidad de utilizar el kit de emergencia. ¡A ver si va a ser cierto que el Olimpo existe!

Ahora a cubierto, con vistas a palacio, con una cerveza o copa de vino, y disfrutando de una comida a base de raciones y tapas de productos típicos del país el grupo pudo comentar la experiencia vivida, y por supuesto, seguir hablando algo de trabajo (¡somos humanos!)

Acabada la cena, el chofer nos esperaba a cubierto a pocos metros del restaurante, y aunque llovía chirimiri, no era para echar mano al kit de emergencia, aunque alguien si hecho mano de él, más por la ilusión de abrirlo y ver el colorido del paraguas, porque eran de diferentes colores, representado la diversidad del grupo.

Después de dos intensos días de trabajo, estamos convencidos que la experiencia y las emociones vividas por el grupo merecieron la pena y la jornada siguiente iba a ser muy productiva, aunque ya sabemos por el feedback recibido, que es, cierto que les gustó el evento y por supuesto, nos alegra mucho saberlo.

¡Hasta pronto!

Equipo athax

Divertirse no está reñido con ser productivos.

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